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El apoyo a la economía popular y micropoderes burocráticos en Venezuela (página 2)




Enviado por C�sar Barrantes



Partes: 1, 2

El proceso
deconstruido nos permitió objetivar la necesidad de
recuperar y consolidar elementos y dimensiones de la experiencia
seguida, a fin de que el apoyo a la Economía Popular pueda constituirse en un
sistema
multiorganizacional estratégica y operativamente
planificado de producción de información, conocimientos y de servicios de
capacitación y asistencia técnica,
jurídica y financiera, sustentado en un conjunto de
procesos
socialmente gerenciados y consolidados mediante un sólido
"esprit de corp" entre sus agentes directivos, gerenciales y
operativos directos e intermediarios y entre éstos y los
sujetos de la Economía Popular.

Este sistema le permitiría al Fondo problematizar
situaciones y tomar decisiones con el afán de dar
respuestas oportunas a las necesidades, demandas e intereses de
aquellos agentes y sujetos así como de otros actores que
están atentos a los sucesos de la Economía Popular
y del Estado.
Asimismo, podría colocar al Ente rector en condiciones de
darle respuestas a las preguntas generadoras siguientes: 1)
¿Cuánto y cómo se ha avanzado en el
cumplimiento de su misión? 2)
Cuáles son los costos de la
ejecución del Programa?. 3)
¿Cuál es el costo de la
distribución y uso de sus recursos de
poder? 4)
¿Cuáles son los costos de los servicios de apoyo
producidos para el consumo de los
sujetos grupales, individuales y colectivos que encarnan la
Economía Popular? 5) ¿Cuán eficaz
está siendo FONCOFIN en lo siguiente?: a) El mejor
conocimiento
de la Economía Popular desde las esferas de la
producción, la circulación y el consumo. b) La
implementación de estrategias
selectivas apropiadas a cada segmento poblacional de la
Economía Popular. c) La priorización de
áreas y ramas de actividad que permitan producir efectos
multiplicadores de diversos sentidos. d) La focalización
precisa de la plétora de grupos-meta. e)
La identificación y jerarquización de las
necesidades sociales que le conciernen al Programa. f) La
producción de impactos socioeconómicos e
ideológico-culturales de su apoyo crediticio y
tecnológico en el modo de vivir y hacer economía,
política y
cultura los
sujetos populares. g) La planificación
estratégica y operativa del desarrollo
diversificado del Programa en la perspectiva del corto, mediano y
largo plazo, a la luz de las
condiciones institucionales existentes.

Claro está que responder a éstas y otras
preguntas es crucial para el Fondo y sus agentes directos e
intermediarios y los sujetos de la Economía Popular. Por
ello necesitan ser enmarcadas dentro de una macrovisión de
futuro que se encarne en un proyecto de
desarrollo societal inclusivo. Esto, a fin de que el proceso
sociotécnico y político-científico de
producción, circulación y consumo de servicios de
apoyo a la Economía Popular sea efectivamente rectoreado
por FONCOFIN y adquiera un carácter verdaderamente nacional. Pero
nacional no porque cubra la urbanidad más representativa
de la territorialidad venezolana al decir de Mendoza y
Freites[8], sino, porque
esté dotado del estatuto y la infraestructura ética,
jurídica, técnica, política y organizacional
que lo constituya en el eficiente y eficaz
rector[9] de una Política
Social Orgánica de Estado (CORDIPLAN y algún
Plan de la
Nación
mediante) de apoyo a la Economía Popular y a los sujetos
sociales que la encarnan.

   El fundamento epistémico de este trabajo es
nuestra propia experiencia la cual fue, por un lado, enriquecida
por el análisis de la información
documental y testimonial sistematiza mediante múltiples
entrevistas,
conversaciones, seminarios, foros y reuniones en las que
participamos con asesores, investigadores, directores, gerentes,
ejecutores y cooperantes a lo largo del periodo; y , por otro
lado, objetivada metódicamente en una treintena de
documentos
=algunos difundidos mediante seminarios y congresos nacionales e
internacionales y revistas especializadas= escritos durante el
último lustro.

Al final aportamos algunas conclusiones y la bibliografía que
consideramos estrictamente necesaria.

I) EL FONDO DE
COOPERACIÓN Y
FINANCIAMIENTO
DE EMPRESAS
ASOCIATIVAS

Este acápite da cuenta del proceso de FONCOFIN y sus
relaciones tensas con el Programa de Inserción del Joven y
la Mujer de
Escasos Recursos al Proceso Productivo (1986-89),  el
Programa de Promoción y Apoyo a la Economía
Popular (1989-95), y, actualmente, con el Programa de Fomento a
la Economía Solidaria (1994-?), a través de los
cuales viene intentando construir una identidad
programática y una visión de futuro propias. Por
Decreto Ejecutivo del seis de mayo de 1987, sus objetivos son
los siguientes:

"1) GENERAL: Promover, fomentar y dar asistencia,
técnica, financiera y legal para la formación y
desarrollo de pequeñas unidades de producción
operadas por familias de escasos recursos económicos, a
fin de generar empleo e
ingresos
apoyando especialmente a jóvenes y mujeres que se
encuentren en tal situación. 2) ESPECÍFICOS: a)
Desarrollar actividades de promoción y fomento de
pequeñas unidades de producción. b) Brindar el
apoyo técnico, financiero y legal necesario para el
desarrollo de pequeñas unidades de producción. c)
Identificar y evaluar las condiciones reales de acceso del
programa productivo de las familias de escasos recursos y dentro
de éste, prioritariamente de las mujeres y jóvenes
rurales y urbanos. d) Brindar apoyo para la formulación y
desarrollo de proyectos de
carácter económico para el grupo
familiar. e) Promover acciones con
los sectores públicos y privados para el mejor
cumplimiento de los fines señalados."

No obstante la claridad de su misión, desde su
creación careció de un programa propio, de un
consistente cuerpo de definiciones conceptuales y operativas y de
una visión de futuro que orientara sus relaciones dentro
del ámbito de la realidad objeto de su actuación.
Es la razón por la cual el arco temporal que va desde su
creación hasta el presente, ha estado determinado por los
itinerarios trazados por tres grupos heterogéneos de poder
tecnopolítico y administrativo articulados en torno a
ideologías distintas como la de las Empresas Asociativas,
la de la Economía Popular y la Economía 
Solidaria.

Su trayectoria marca tres
periodos, el primero, de subordinación y
mediatización, el segundo, de búsqueda inconclusa
de identidad y visión de futuro propias y de
definición integral de su objeto de actuación, y,
el tercero, de incipiente desbloqueo de sus potencialidades
tecnológicas, políticas,
programáticas y societales, de superación del
centralismo y
de encarnación efectiva de su autonomía
decisional.

El primer periodo lo hemos dividido en dos etapas. La primera,
cuando, a partir de su creación y hasta setiembre de 1989,
el Fondo estuvo subordinado programáticamente a una de las
Direcciones de Línea de la Dirección General Sectorial de Atención al Joven: la Dirección de
Inserción del Joven y la Mujer de Escasos
Recursos al Proceso Productivo, creada en 1986, la cual tuvo a su
cargo el Programa del mismo nombre.

 La segunda, cuando, a partir del 28 de setiembre de
1989, previo desmantelamiento de las Direcciones y el Programa
mencionados, el Fondo sufrió su primera
reorganización a fin de ser absorbido por la
Dirección General Sectorial de Promoción y Apoyo a
la Economía Popular, creada en esta misma fecha a fin de
que ejecutara el Programa de este mismo nombre y el titular de
esta Dirección General Sectorial pasara a ocupar la
presidencia de la Junta Directiva de aquél. La diferencia
entre ambas etapas es de grado. En la primera, las relaciones
institucionales entre FONCOFIN y el Programa de Inserción
del Joven y la Mujer de Escasos Recursos al Proceso Productivo
eran de exterioridad: aquél mantuvo una independencia
para firmar convenios y buscar, aunque sin éxito,
fuentes de
financiamiento. En la segunda, dichas relaciones fueron de
interioridad: el Fondo fue instrumentalizado por el Programa de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular como simple
brazo financiero sin autonomía decisional.

El segundo periodo, el de la búsqueda de su identidad
programática e institucional, se inició
abruptamente en enero de 1991, cuando con motivo de la clausura
de la Dirección General Sectorial de Promoción y
Apoyo a la Economía Popular, FONCOFIN absorbió al
Programa que estaba a cargo de aquélla el cual
comenzó a ser llamado simplemente Programa de Apoyo a la
Economía Popular.

La característica que diferencia a ambos periodos es
que en el primero, las autoridades directivas y la presidencia,
que tenía un carácter ejecutivo, eran nombradas por
la titular de la Familia
mientras que, a partir de enero de 1991, ésta asume
directamente la presidencia del Fondo y nombra a los miembros de
la Junta Directiva y al Director Ejecutivo, figura creada a
partir de aquella fecha en sustitución de la del
presidente ejecutivo. Este periodo, que llevó la impronta
de la segunda, tercera y cuarta reorganizaciones, inconclusas
como la primera, tuvo un hilo conductor: la imagen =de
carácter difuso= del relanzamiento del Programa y
FONCOFIN, el cual fue entendido de manera confusa y excluyente
por "persas, tirios y troyanos" como especialización vs.
masificación; descentralización vs. centralización; privatización vs. ingobernabilidad;
diversificación vs. integralidad; eficiencia vs.
equidad;
selectividad vs. exclusión. Si bien abarcó de marzo
a julio de 1994, cuando el nuevo Gobierno
nombró a la quinta titular de la Familia (sexta
presidenta del Fondo), a la quinta Directora Ejecutiva e
instaló a la quinta Junta Directiva, no por ello
quedó clausurado. Al contrario, quedó abierto, como
la ambigüedad misma del término relanzamiento a cada
uno de cuyos sentidos correspondió criterios de
éxito distintos según se adoptara la lógica
del Programa de Promoción y Apoyo a la Economía
Popular, la propia de FONCOFIN, la financista del proyecto que
intentó hacer del Fondo un banco de segundo
piso, la síntesis
plural de las anteriores, o la antitética práctica
gubernamental del "borrón y cuenta nueva".

El tercer periodo, iniciado con el impase de los cinco meses
que van de febrero a julio de 1994, marcó un
hito en febrero de 1995 cuando FONCOFIN volvió por los
fueros de 1987-88 al ser retomada la figura del presidente, ahora
nuevamente ejecutivo, en lugar de la titular de la Familia y en
sustitución de la Dirección Ejecutiva se
creó una Dirección General, lo cual implicó
el inicio de la quinta restructuración política,
técnica, administrativa e ideológica y el inicio de
un dominio, hasta
ese momento mediatizado por la práctica centralizadora,
sobre sus propias variables de
libertad a fin
de asegurarse el cabal cumplimiento de la misión para la
que fue creado.

A) EL PROGRAMA DE
INSERCIÓN DEL JOVEN Y LA MUJER DE ESCASOS RECURSOS AL
PROCESO PRODUCTIVO

Como quedó mencionado, desde su creación
FONCOFIN fue funcionalizado descoordinadamente por una de las
direcciones de línea de la Dirección General
Sectorial de Atención al Joven del Ministerio de la
Familia: la de Inserción del Joven y la Mujer de Escasos
Recursos al Proceso Productivo, ejecutora del Programa de su
mismo nombre, creado a finales de 1986. Éste tuvo los
siguientes objetivos[10]:

"1) GENERAL: Constituir y apoyar organizaciones
estables de trabajo productivo de bienes y
servicios conformados con características solidarias y
participativas dirigidas a abrir causes constructivos a la
energía juvenil en la perspectiva de la
profundización del desarrollo democrático de
Venezuela. 2)
ESPECÍFICOS: Impulsar…empresas asociativas, sea en base
a (sic) activos en poder
del Estado, sea en función de
proyectos nuevos, especialmente dirigidas a generar puestos de
trabajo para la juventud, con
características de autosostenimiento.

Apoyar las iniciativas existentes en el país de
empresas asociativas, cooperativas,
asociaciones civiles, fundaciones o grupos productivos de otras
denominaciones promovidas por iniciativas privadas, culturales,
educativas, vecinales, regionales o locales, las cuales presenten
un potencial de desarrollo productivo para jóvenes.
Desarrollar causes institucionales de apoyo a partir de los
recursos del Estado (financieros, tecnológicos,
educativos, comerciales, legales, de infraestructura, seguridad
física y
social) para viabilizar la operatividad de las empresas. Promover
y apoyar la
organización regional o local en base a (sic)
propuestas integrales de
apoyo, a fin de potenciar el proceso productivo de la comunidad.

Igual que otros entes crediticios oficiales, como los de la
Corporación de Desarrollo de la Pequeña y Mediana
Industria y
Artesanía (CORPOINDUSTRIA) y la Fundación para el
Desarrollo de la Comunidad y Fomento Municipal
(FUNDACOMUN)[11], el Fondo redujo
su funcionamiento a la simple resolución de las
solicitudes de crédito
procesadas por la Dirección de Inserción del Joven
y la Mujer de Escasos Recursos al Proceso Productivo. Hasta
agosto de 1988 el balance era el
siguiente[12]: *El promedio de
créditos otorgados fue de Bs.110.000.oo
concedidos a treinta y nueve meses de plazo con tres de gracia
y  una cuota mensual de Bs.3358. *Los créditos fueron
otorgados con garantías
individuales, por lo general para la compra de maquinaria y
equipos al margen de mecanismos de cobranza, asesoría,
promoción y capacitación puesto que el aparato
organizacional era insuficiente para atender la demanda. *El
total de créditos promocionados a través de las
Direcciones Estadales de Familia, fue de 850.

De éstos se tramitaron hacia FONCOFIN 353 de los cuales
éste sólo financió 57 por un total de
Bs.6.386.835 generando menos de 300 empleos de los 1765
previstos. *Había 55 solicitudes de crédito por
Bs.7.632.591que debieron ser resueltas por convenios incumplidos.
*La política ostentaba una fuerte concentración
regional: casi el 50% de los créditos se ubicaba en la
Región Central y el otro 50% se distribuía entre
las once entidades federales que cubría el Fondo,
privilegiando tres ramas de producción por orden de
prelación: confección, servicios y
artesanías. *La directiva actuó sin base de
cálculo
respecto al número de créditos que podían
ser otorgados, liquidados y recuperados. *Los sujetos de la
promoción eran amas de casa (33%), jóvenes cesantes
(33%), trabajadores (9%), jóvenes sin experiencia laboral (2%) e
instituciones
"públicas" y "privadas" (4%). *El carácter
asociativo de la microempresa
quedó desvirtuado ya que de los 35 evaluados sólo
uno operaba su unidad.

Dos años y tres meses después de su
creación[13] la
situación era particularmente dramática:
*Desfinanciamiento total, descoordinación, ineficiencia,
duplicidad, ausencia de criterios para otorgar créditos,
altos costos de operación, baja capacitación del
personal e
incapacidad gerencial para hacer cumplir convenios. *A partir de
agosto de l988 se paralizaron las recepciones de solicitud de
crédito. Esto por cuanto para dicha fecha se habían
acumulado 779 solicitudes de cerca de Bs.35.000 cada una, las
cuales estaban sin resolver porque el presupuesto
(Bs.7.097.95l) estaba agotado con la aprobación de 95
préstamos (de los cuales sólo se liquidaron 57) de
un total de l50 créditos programados para ese año.
*El déficit a mediados de 1989 era de Bs.272.650.000 y los
gastos de
operación consumían el 50% del presupuesto.

Recapitulando, entre agosto de 1988 y diciembre de 1989
FONCOFIN estuvo desfinanciado, ya que no fue sino hasta este
último mes que, en virtud de la primera
reorganización de setiembre de 1989, la nueva Junta
Directiva reactivó el proceso crediticio con criterios
mejores que los anteriores. Siete meses después de haberse
iniciado el segundo periodo gubernamental de Pérez =lapso
que se tradujo en un incremento de la incertidumbre y en la
efectiva parálisis de FONCOFIN y del Programa= se
creó la Dirección General Sectorial de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular la cual
sustituyó a la Dirección General Sectorial de
Atención al Joven y, con ésta, a la
Dirección que ejecutaba el Programa de Inserción
del Joven y la Mujer de Escasos Recursos al Proceso Productivo.
En consecuencia, la primera reorganización
significó una nueva y más profunda
subordinación al Programa para cuya formulación,
planificación y desarrollo se creó
la Dirección General Sectorial del mismo nombre, cuyo
titular pasó a ocupar la presidencia ejecutiva de
aquél. Lo anterior, por cuanto desde su fundación
FONCOFIN carecía de un plan que le permitiera construir
una imagen proactiva y controlar sus propias variables de poder
en aras de un efectivo cumplimiento de la misión
establecida en sus estatutos.

B) EL PROGRAMA
DE PROMOCIÓN Y APOYO A LA ECONOMÍA POPULAR

Este Programa comenzó a formularse a mediados de 1989,
a implementarse a finales de este año y a ejecutarse a
partir de febrero de 1990. Su desiderato fue el
siguiente[14]:

"Desarrollar y fortalecer estrategias populares individuales y
colectivas autónomas y organizadas de producción y
consumo de valores
tangibles e intangibles a pequeña escala,
conducentes al mejoramiento de los niveles de ingreso y empleo de
la población de escasos recursos, así
como al cabal aprovechamiento de las iniciativas populares
económica…y socialmente
rentables"[15].

Inicialmente estuvo adscrito a la Dirección General
Sectorial de Promoción y Apoyo a la Economía
Popular del Ministerio de la Familia, la cual fue creada por
Decreto Presidencial No.540 del 28 de setiembre de 1989 con las
siguientes funciones[16]:

"1. Diseñar políticas de promoción y
apoyo a la Economía Popular, procurando su
aplicación de manera integral y coordinada. 2. Coordinar
el apoyo que el Estado
preste a la Economía Popular, propiciando las
acciones…oficiales en (donde se) presenten mayores
índices de pobreza. 3.
Desarrollar programas de
apoyo a las iniciativas populares de organización económica,…en la…
capacitación y asistencia técnica, financiera y
legal. 4. Fomentar las alternativas de organización
popular que viabilicen el funcionamiento y desarrollo de las
unidades económicas de pequeña
escala,…cooperativas y otras modalidades organizativas. 5.
Promover…empresas asociativas que contribuyan a resolver los
problemas de
adquisición de insumos y comercialización de productos…de
las unidades económicas populares. 6. Promover la
participación concertada de las organizaciones (civiles)
en la…promoción y apoyo a la Economía Popular. 7.
Establecer los mecanismos necesarios para…la cooperación
y la asistencia técnica internacional a la Economía
Popular, procurando su aplicación en aspectos claves para
su desarrollo. 8. Planificar y operar sistemas de
información, evaluación
y  seguimiento…de los programas que incidan en la
Economía Popular. 9. Analizar las experiencias…del
Estado en relación a la Economía Popular y realizar
los estudios necesarios para la identificación de los
grupos objetivo y de
los instrumentos más idóneos para adelantar nuevos
procesos de intervención."

Para el cabal cumplimiento de su misión, la
Dirección General Sectorial contó con el brazo
financiero de FONCOFIN, a partir de este momento repotenciado
presupuestariamente[17] pero
desactivado en su misión específica de promover y
desarrollar empresas de tipo asociativo prioritariamente
emprendidas por jóvenes y mujeres. Asimismo, contó
con una Unidad de Planificación y Control de
Gestión, un incipiente Centro de Información y
Documentación y una Unidad de Investigación; además, contó
con tres direcciones, cada una con tres áreas de acción:
1. Coordinación y Promoción: Proyectos
Interinstitucionales, Evaluación y Selección
de Proyectos,  y Promoción. 2. Estrategias de
Desarrollo: Investigación y Estudios, Desarrollo de
Programas Especiales, y Desarrollo Cooperativo. 3. Supervisión y Capacitación:
Capacitación, Asistencia Técnica y Seguimiento, y
Asesoría Jurídica.

En aras de asegurar la coherencia de la dimensión
normativa con los objetivos de generar adscripción y
participación en todas las instancias organizacionales y
de contribuir a la democratización de la gestión
del desarrollo
social, se estimó necesario contar con un consejo
consultivo[18]. Éste, que no
llegó a configurarse, estaría integrado por
representantes de entidades oficiales y civiles con
práctica en la Economía Popular y por institutos de
investigación, universidades y gremios de microempresarios
y artesanos.

El Programa contuvo dos subprogramas: Promoción y
Apoyo a la Microempresa Popular
, cuyo objetivo fue apoyar la
creación y consolidación de microempresas
populares, el incremento de su productividad, la
elevación del ingreso, de la calidad del
empleo y de las condiciones de vida de los trabajadores de
aquéllas. Promoción y Apoyo al Consumo
Familiar
, cuyo objetivo fue contribuir, mediante el
abaratamiento de los productos especialmente agrícolas, al
aumento de la capacidad adquisitiva de los
pobres[19].

Dichos subprogramas se desagregaron en las operaciones
siguientes, las cuales se ejecutaron a través de las tres
Direcciones de Línea mencionadas: Promoción e
Investigación, Planificación y Evaluación,
Control y
Seguimiento, Capacitación y Asistencia Técnica y
Legal, Convenios y Proyectos Especiales, y Financiamiento,
caracterizadas por lo siguiente: sus contenidos
programáticos eran distintos según se tratara del
apoyo a la microempresa o al consumo familiar popular. Tuvieron
dos dimensiones: una, geográfica (nacional, regional y
local) y, otra, temporal (corto, mediano y largo plazo) a fin de
imprimirles permanencia y continuidad.  Asimismo, tuvieron
dos modalidades de ejecución, a saber: a) La
Ejecución Directa, realizada a través de dos
estrategias, una, centralizada, que se ejecutó a
través de la Dirección General Sectorial y, otra,
desconcentrada, que se instrumentó a través de las
Direcciones Estadales siguiendo las líneas del Despacho de
la Familia. b) La Ejecución Descentralizada mediante
convenios suscritos por la Ministra, el Presidente de FONCOFIN y
el representante legal de la entidad de que se tratara.

Por medio de esta última vía, el nivel central
transfirió recursos financieros a organismos
públicos de corte gubernamental y civil sin fines de lucro
así como a gobiernos locales y estadales, en el
afán de que dichos entes ejecutaran proyectos de
investigación, promoción, capacitación,
asistencia técnica y financiamiento dirigidos a lo
siguiente: i) Al desarrollo de unidades de primero y segundo
grado para la producción y comercio de
bienes finales e intermedios, alimentos
básicos y servicios para el consumo familiar. ii) Al
desarrollo de iniciativas de organización socialmente
rentables y económicamente productivas, en  especial,
en las comunidades en donde operan microempresas y unidades de
consumo popular familiar. iii) A la producción de la
información y conocimiento que permitieran mejorar la
eficiencia y la eficacia del
sistema organizativo y del proceso decisional del Programa
así como la efectividad de los impactos de éste en
el bienestar de la población-objetivo.

2) ANÁLISIS DE
LA PUESTA EN MARCHA DEL PROGRAMA

Con base en el proceso descrito podemos concluir lo
siguiente[20]: 1) La
mayéutica del Programa fue producto de un
esfuerzo sostenido durante varios años por un colectivo
interinstitucional   que intentó responder de
manera inédita a las condiciones, también
inéditas, del microempresariado popular y sus familias
procurando el desarrollo socioproductivo de sus capacidades
innovativas y creativas. 2) El Programa transitó un corto,
laborioso y promisorio pero turbulento y abruptamente
interrumpido trayecto ateniéndose a criterios
técnicos, sociales y políticos fundamentados en la
necesidad de investigar pragmáticamente las necesidades
básicas de la población de escasos recursos y
planificar consecuentemente las acciones en el heterogéneo
ámbito de la Economía Popular. 3) Si bien estuvo
correctamente concebido con visión de corto, mediano y
largo plazo, no por ello dejó de estar atado
angustiosamente a la contingencia. 4) El análisis, la
búsqueda de síntesis y el esfuerzo de
conceptuación del objeto y los sujetos de la virtual
política de Estado hacia la Economía Popular, que
no cristalizó, así como del Programa ministerial y
los subprogramas que finalmente se pusieron en marcha, no fueron
suficientemente operacionados ni instrumentados. Esto en virtud
de la dinámica que adoptó la
ejecución del Programa, la cual se vio mediatizada, al
menos, por tres fuentes de
conflicto: a)
El acicate del factor electoral, cuya expresión cotidiana
fue la ofensiva clientelar de los "cogollos" partidistas y
sindicalistas interesados en capitalizar la rentabilidad
electoral y financiera del Programa. b) La problemática
institucional cuyos factores de poder obligaban a asignar
recursos a la resolución de las urgencias coyunturales y
de corto plazo. Entre aquéllos gravitaron con especial
fuerza
resistencias y
obstáculos propios del aparataje político y
administrativo del Estado. c) Los nudos críticos de la
operacionación del Programa dentro de los cuales estuvo el
logro de consensos selectivos más por la vía del
conflicto que por la de la negociación.

La problemática anterior significó que el
Programa requería de alientos y un concurso que las
fuerzas sociopolíticas representadas en el legislativo y
ejecutivo  no pudieron ofrecer a cabalidad.

3) IMPLICACIONES DE LA
DESCONCENTRACIÓN DEL PROGRAMA

A partir de enero de 1991, con motivo de la abrupta y
perentoria clausura de la Dirección General Sectorial de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular, FONCOFIN
se vio concitado a asumir su mediatizada personería
jurídica y la necesidad a reorganizar su estructura
organizacional con motivo del "enroque" institucional
mediante el cual le fue inesperadamente transferido el Programa
al que, durante quince meses, había estado subordinado.
Esta reorganización se vio expresada en el hecho de que un
sindicalista de la CTV, en representación del Ejecutivo
Nacional, y la Superintendenta de Cooperativas, en
representación del Ministerio de Fomento, fueron
incorporados, entre otros representantes no oficialistas, a la
Junta Directiva. Asimismo, la Ministra de la Familia
asumió la presidencia de ésta a fin de asegurar no
sólo la pulcritud, sino, el desarrollo sostenido que,
según se esperaba, iría a tener FONCOFIN en virtud
de habérsele dotado de la sustancia programática de
la que había carecido desde su creación.

Veamos las implicaciones de la transferencia del Programa al
Fondo[21]: a) Neutralizar, al menos
durante 1991, la ofensiva del partido y sindicato
oficialistas, al sacar al Programa del "área dura" de la
pugna de intereses particulares y corporatistas del nivel central
y legislativo. b) Crearle a  aquél condiciones
"ecosistémicas" propicias para que pudiera optimizar su
desarrollo institucional y organizacional. c) Apuntalar las
potencialidades jurídicas, técnicas y
políticas de un Fondo que desde su creación
carecía de identidad programática propia. Pero, por
otro lado y contradictoriamente con la intencionalidad del
Decreto, para el Programa significó que, al ser forzado a
caber dentro de un ente que no estaba pensado para alimentarse de
un complejo de tal envergadura, sus dispositivos de
promoción, planificación, evaluación,
control, seguimiento,  investigación,
información y documentalización le fueron
mutilados.

Este último punto concitó a las nuevas
autoridades a propiciar la segunda restructuración
administrativa de éste la cual no fue profundizada,
integralizada ni puesta en el arco temporal del mediano y largo
plazo que propendiera a la constitución del Programa en un sistema
organizacional que le devolviera y repotenciara los dispositivos
que le fueron mutilados con motivo de su
transferencia[22]. Asimismo, al
quedar la segunda restructuración prisionera del
reduccionismo administrativista sin visión de futuro
explícita, la sustancia teórica e ideológica
del Programa comenzó a ser diluida dentro de la estructura
administrativa y crediticia de FONCOFIN; paradójicamente,
la misión de éste: la promoción y
desarrollo de empresas asociativas emprendidas especialmente por
jóvenes y mujeres de escasos recursos
continuó
estando diluida dentro de la lógica del Programa, el cual
tuvo un desiderato más comprehensivo y prospectivo: la
promoción y el apoyo a las iniciativas populares
socialmente rentables y económicamente productivas a
pequeña escala
, sin mención alguna a sexo o
edad.

Este hecho[23] significó
que las necesidades técnicas, gerenciales,
políticas y organizacionales del Programa comenzaron a ser
administradas sin imagen de futuro clara con lo cual el
número de créditos otorgados, adquirió, como
en el pasado, preeminencia sobre la promoción y la
capacitación.

4) EL AGOTAMIENTO DEL
OPTIMISMO

Contrario a las afirmaciones de algunas pocas pero resonantes
voces, lo que
en efecto pudo concluirse fue lo
siguiente[24]: 1) El Programa
nació como respuesta a la interpelación planteada
al Estado por la agudización de la pobreza y la
crisis
estructural. Es la razón por la que adquirieron
significados diferenciales tres vías posibles de
acción: a) Para algunos, la del Plan Nacional de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular articulado
a un Plan Nacional de Desarrollo Social y a un Plan de la
Nación.
b) Para otros, la de un Programa de inversión socialmente rentable en torno al
cual girara un nuevo estilo de hacer política social el
Estado venezolano. c) Para los decididores, la que se impuso: un
programa ministerial articulado inorgánicamente al
carácter compensatorio de un también
inorgánico Plan de Superación de la Pobreza. 2) El
proceso de "reconversión" de FONCOFIN expresó, en
un primer momento, un nivel progresivo de ejecutividad y
realización mayor que durante el año anterior
signado por el centralismo.

No obstante los avances, un conjunto de factores
contribuyó a agotar rápidamente el optimismo
generado por los logros iniciales de la nueva política
gerencial, y, por lo tanto, a potenciar el repunte de la
incertidumbre paralizante. Aquéllos fueron los siguientes:
1) El diferimento intemporal de la aprobación legislativa
de la propuesta de transformación del Ministerio de la
Familia en Ministerio de Desarrollo Social de la que formaba
parte el Programa.  2) La turbulencia y las presiones del
entorno político fueron factores que inviabilizaron el
proyecto de Desarrollo Social y mediatizaron el desarrollo del
Programa el cual, desde su creación, atrajo la mirada de
algunos actores corporativos, clientelares y populistas del
partido y sindicato oficialistas. 3) La renovación de la
nueva autoridad
colegiada de FONCOFIN se produjo luego de casi cuatro meses de
negociación con los políticos de turno. Durante los
pocos meses que operó la Junta Directiva ésta lo
hizo muy irregularmente y durante el último trimestre de
1991 no sesionó más. 4) Las decisiones de
política que orientaran el esfuerzo hacia metas
administrativas, programáticas y organizacionales de
corto, mediano y largo plazo no se produjeron por parte de la
alta dirección del Programa. 5) La restructuración
del Fondo fue limitada e incompleta al no recibir el impulso
necesario para profundizarla y desarrollarla en la
dirección de la "reconversión" estructural que
recién apenas el gobierno de Caldera ha puesto en marcha
con el desiderato de la solidaridad de,
con y para los pobres.

5) LOS EFECTOS DE LA
INCERTIDUMBRE

Contrariando opiniones, la absorción del Programa por
FONCOFIN abrió un periodo de incertidumbre el cual, luego
de un breve optimismo, fue potenciado por lo siguiente: La
ausencia de definiciones de la alta dirección en 1991. El
cambio de
ministra con que se inauguró 1992. El interregno,
correspondiente a los tres meses que duró la poco feliz
gestión de la nueva titular, una ingeniera representante
gremialista del partido en el gobierno.  Dicho periodo, que
llegó a abril de 1992, mostró que la alta
dirección no asumió con perspectiva de largo
aliento, la "reconversión" del
Fondo[25], lo cual reforzó
algunas tendencias disociadoras: 1) El "corpus" político
programático y la relación político social
del Programa con el Ministerio, comenzaron a desdibujarse
rápidamente dentro de una procelosa dinámica
condicionada por las insuficiencias e inadecuaciones de la
estructura administrativa del Fondo y por un entorno
político e institucional que no contribuían a
eficientizar ni a dar cuerpo al esfuerzo colectivo en la
producción de los impactos para los que fue creado el
Programa.  2) La proyección de una imagen
institucional de bajo perfil y de poco alcance que no
logró irradiar plenamente, no obstante el empeño
programático carente de criterios de éxito, el
ancho campo de las relaciones interorganizacionales de la
sociedad
civil. En este sentido, la presencia no meramente crediticia,
sino, técnica, intelectual, ética y política
de FONCOFIN fue una de las omisiones que más
fácilmente pudo escucharse como reclamo no siempre
fraterno entre agentes directos e intermediarios y actores del
entorno social e institucional del Programa. 3) El tratamiento de
las dimensiones políticas y estratégicas implicadas
en la transferencia del Programa, adquirió, en
conjugación con la voluntad y la laboriosidad de la
gerencia,
connotaciones más específicamente técnicas y
administrativas en virtud de la inoperancia de la alta
dirección.

Esta tendencia tomó cuerpo en condiciones
organizacionales que tendían a aislar a cada quien en su
puesto de trabajo al mismo tiempo que la
presión
de la demanda real obligaba a priorizar la atención de las
urgencias coyunturales en detrimento de las actividades
estratégicas y previsivas. Como consecuencia de la
inoperancia de la alta dirección, algunas decisiones
tomadas en los niveles operativos adquirieron sentido de
definición política. Esta delegación de
facto, si bien podía considerarse como estímulo a
la iniciativa individual, aún en las condiciones
específicas del Fondo[26],
no por ello dejó de gravitar como factor tensional en
especial cuando se resolvían problemas por el criterio
personal de algunos mandos medios. En el
transcurso del segundo semestre de 1991, un sector del personal
transitó un umbral en el que los estímulos
laborales, la distribución de tareas y la
asignación de cargos de responsabilidad comenzaron a ser percibidos como
no totalmente justos y, por lo tanto, no siempre correspondientes
con capacidades y expectativas.  Esto planteó varias
renuncias entre el personal más joven y con potencial
investigativo y propositivo, motivado por la búsqueda de
espacios menos turbulentos de autorrealización.

Asimismo, planteó el problema generalizado del estrés el
cual, vinculado a la sensación de falta de reconocimiento
por el trabajo
realizado por algunos, abrió la posibilidad de un
decrecimiento del nivel de adscripción a la misión
del Programa y, por ende, de la productividad media del personal,
pero, fundamentalmente, abrió la posibilidad, concretada
varios meses después, de la creación de un
sindicato con el afán de negociar mejores condiciones
laborales. 4) Nuevas ambigüedades programáticas las
cuales dieron cuerpo a una tendencia =no exenta de
equívocos y ribetes de antagonismos con algunos sectores
del personal= empeñada en inducir un perfil
descentralizado, privado y no gubernamental, para el Programa.
Como expresión de este punto, la generación de
intereses particulares motivaron a algunos miembros del personal
a intentar la captura de áreas consideradas
estratégicas en la pugna por definir "EL" nuevo perfil del
Programa. Para un sector del personal, planteando
inintencionalmente el problema de la privatización en el
ámbito de Lo-Social, el Programa debía tener las
siguientes características: i) Especializado sólo
en microempresas populares con capacidad de acumulación e
inserción en el denominado sector moderno de la
economía nacional.  ii) Descentralizado del aparataje
estatal, es decir, desgubernamentalizado y exclusivamente en
manos de organizaciones "privadas" o "no gubernamentales". Esta
búsqueda tuvo un carácter no proactivo en la medida
en que la estrategia de
validación del nuevo perfil se fundó más en
la descalificación del proceso centralizado seguido que en
la definición de las bondades propias del nuevo
perfil.

   Para otros sectores del personal, el Programa
debía ser necesariamente de Estado pero reuniendo las
siguientes características: i) Mixto, es decir,
diferencial y discrecionalmente centralizado, desconcentrado y
descentralizado, delegado en organizaciones gubernamentales y en
organizaciones civiles dentro de las cuales se contarían
las denominadas "no gubernamentales" y las organizaciones
populares. ii) Integral, para dar micro y macrorrespuestas a la
heterogénea Economía Popular. iii) Con sentido de
continuidad, a fin de rescatar del proceso seguido lo necesario
para potenciar la definición de una política de
Estado para el desarrollo de la Economía Popular. iv)
Diversificado, a fin de dar respuestas diferenciales a la
multiplicidad de sujetos individuales y colectivos de la
Economía Popular.

6) PROPUESTAS PARA
DESBLOQUEAR EL PROGRAMA

La necesidad de desbloquear las potencialidades del Programa,
lo cual no significó, en modo alguno, apuntalar las
propuestas neoliberalizadoras y privatizadoras de Lo-Social, se
tornó más acuciante luego del tristemente
célebre interregno de la ingeniera Marbelis de León
Ponte[27]. Fue así como a
partir de abril de 1992, luego de largos dieciséis meses
de cuasiparálisis del Programa y al influjo del cambio de
la titular de la Familia, la nueva Dirección Ejecutiva del
Fondo se inició, dentro de un ambiente de
optimismo con motivo de intentar ésta sin éxito, no
obstante sus ingentes esfuerzos, la tercera
restructuración del Fondo la cual, según se
esperó, dejaría  satisfechas de una vez por
todas la necesidad diferida de su "reconversión" y
relanzamiento[28].

Cuatro desideratos orientaron el nuevo discurso: a)
Constituir al Fondo en un competitivo banco de segundo piso con
autonomía financiera, autoridad eticopolítica y
poder de convocatoria sociotécnica para que, en el nombre
del Estado y ya no del Gobierno de turno, asumiera con eficiencia
la rectoría de los asuntos concernientes a la
Economía Popular. b) Darle un impulso sostenido al
esfuerzo de las organizaciones intermediarias del Programa hacia
metas de eficiencia, eficacia y efectividad en la
producción de servicios integrales e impactos
económicos y sociales multiplicadores y permanentes en el
ámbito de la Economía Popular. c) Poner en marcha
un plan integral de desarrollo
organizacional y, dentro de éste, desarrollar una
política de selección y capacitación de
recursos
humanos, a fin de optimizar la capacidad de respuestas
programáticas, administrativas, técnicas y
políticas, e inducir metódica y
sistemáticamente al personal a adoptar prácticas
laborales desburocratizadas y, por lo tanto, basadas en la
competencia
profesional y en la adscripción solidaria a la
misión societal de FONCOFIN. d) Irradiar una imagen
proactiva de largo alcance mediante una política
comunicacional diversificada en atención a la
heterogeneidad de actores involucrados en la compleja materia objeto
de la acción de FONCOFIN.

El tercer intento de "reconversión" =inconcluso como
los anteriores= así como la implementación de las
nuevas políticas, en especial la financiera, implicadas en
aquél y que se comenzaron a aplicar luego de varios meses
de negociación no exenta de tensiones, con el factor
político y, especialmente, con los intermediarios de mayor
peso ideológico y económico, se vieron mediatizadas
por cuatro fuentes de presión que no han dejado de
gravitar en el proceso organizacional y decisional del Fondo: a)
El sistema
político, cuya turbulencia continúa siendo
fuente de incertidumbre para diversos niveles decisorios, en
especial medios y operativos. Un problema que consumió
ingentes recursos, en especial tiempo y energías
sicofísicas, por sus intensos cabildeos con las fracciones
legislativas y grupos de
presión, con resultados de corto plazo. b) Los entes
intermediarios[29], entre
éstos CESAP, Fundación Mendoza, las Centrales
Cooperativas, y otras de menor peso económico,
político e ideológico e instancias oficiales como
la Comisionaduría Presidencial para las Organizaciones no
Gubernamentales en CORDIPLAN. Un problema al que se le dio un
tratamiento gerencial de bajo perfil. c) Algunos gerentes y
directores de operaciones que encarnaron una gama de conductas
selectivamente integrativas, en especial de quienes mantuvieron,
hasta el día de su renuncia, voluntaria mas no por
decisión ejecutiva, vínculos afectivos, lealtades
ideológicas o afinidades simbólicas con
organizaciones intermediarias tan política y
económicamente influyentes como las mencionadas. Un
problema que no recibió respuesta gerencial y fue factor
crucial que hizo inviable un "esprit de corp" que amalgamara la
voluntad y la capacidad creativa del personal en torno al
discurso de la "reconversión" y a las bondades de la nueva
política, especialmente financiera, de
FONCOFIN[30]. d) Las inadecuaciones
técnicas, administrativas y gerenciales las cuales, ante
la carencia de manuales de
organización y procedimientos,
dieron cabida a ejercicios de poder cuyo principal producto
fueron las rigideces obstaculizantes y la práctica de la
desinformación selectiva.

7) UN FINAL PARA
RECOMENZAR…

La cadena de resistencias y bloqueos internos y externos que
venía acompañando al Programa desde sus inicios y
dentro de un marco carencial de decisiones políticas,
marcó un nuevo hito en su dificultosa
institucionalización: en abril de 1994, un año
después de haber iniciado su gestión, se produjo la
renuncia del Director Ejecutivo y su consecuente
sustitución en condiciones de un repunte recesivo de la
economía nacional y, por ende, de renovada incertidumbre
presupuestaria. Con ello se abrió el cuarto periodo de
reordenamiento del Fondo el cual alcanzó a febrero de
1994.

La tarea del nuevo Director Ejecutivo consistió en
sincerar el estado de la "salud" organizacional del
Fondo mediante un urgente diagnóstico en el afán de
administrarle a éste una "terapia de choque" la cual
implicó tomar decisiones cruciales. Asimismo,
implicó realizar una delicada "poda"
burocrática[31] y
desacelerar las tendencias degenerativas, de la estructura
administrativa y financiera de FONCOFIN. No obstante, se
decidió dejar pendiente, dada la perentoriedad del tiempo
electoral, la reforma del estatuto jurídico y
político del Fondo y la constitución de un sistema
de planificación, información y conocimientos
estratégica y operativamente
producidos[32].

C) EL PROGRAMA
DE FOMENTO A
LA ECONOMÍA SOLIDARIA

El tercer periodo en que hemos dividido la trayectoria del
apoyo a la Economía Popular se inició formalmente
entre febrero y julio de 1994, lapso en el cual el nuevo Gobierno
de Caldera nombró a la quinta titular de la Familia (sexta
presidenta del Fondo), a la quinta Directora Ejecutiva e
instaló a la quinta Junta Directiva. Pero el real momento
del repotenciamiento político organizacional llegó
cuando, en aras de una efectiva descentralización y un
relanzamiento institucional, ideológico y
programático, cristalizó la reforma de los
estatutos según reza el Decreto Ejecutivo No.596 del 22 de
marzo de 1995[33].

Mediante éste el Fondo volvió por sus fueros; la
Junta Directiva fue destituida parcialmente en abril-mayo de 1995
y el sexto y último Director Ejecutivo, que había
sido nombrado a comienzos de año por renuncia de la
anterior, fue nombrado Presidente Ejecutivo en sustitución
de la titular de la Familia al mismo tiempo que se creó
una Dirección General y al Fondo le fue transferido el
novel Programa de Fomento a la Economía Solidaria, el cual
había sido encubado en la Superintendencia Nacional de
Cooperativas, entidad adscrita al Ministerio de Fomento, lo que
significó la clausura definitiva del Programa de Apoyo a
la Economía Popular y el ajuste de cuentas con el
gobierno anterior.

Como es conocido, la solidaridad social es un término
extraído de la ética socialcristiana en torno a la
cual gira el Programa del segundo gobierno del presidente
Caldera, iniciado en febrero de 1994. Su cristalización
más atinente a los efectos de este trabajo, la encontramos
en la puesta en marcha de una política
económica cuya meta prioritaria es  la
siguiente[34]:

"La lucha contra la pobreza…no reduciéndola
simplemente al subsidio de los sectores marginales al cual tienen
indiscutible derecho como consecuencia del derecho a la vida,
sino construyendo una economía sana dentro de la cual no
tengan cabida el excesivo desempleo, la
remuneración insuficiente y las situaciones de
miseria."

Y, como consecuencia del postulado anterior, la
activación de fuentes de empleo mediante la
creación de tres programas solidarios compensatorios:
Fomento a la Economía Solidaria, Viviendas de Interés
Social y Reactivación de la Pequeña y Mediana
Industria. El primero, con los siguientes
objetivos[35]:

"GENERALES: 1) Promover un Sistema de Abastecimiento Solidario
para la distribución de alimentos y medicinas a menores
precios
mediante la organización social. 2) Crear y fortalecer
empresas solidarias en los sectores de menores ingresos mediante
un sistema de capacitación masiva en gestión.
ESPECÍFICOS: 1.1) Fortalecer el Sistema de Abastecimiento
Solidario existente gestionado por empresas y organizaciones de
carácter asociativo, así como la
constitución e incorporación  al Sistema de
nuevas empresas y organizaciones comunitarias otorgando
asistencia técnica y financiamiento. 1.2) Asesorar y dar
asistencia técnica a entidades públicas y privadas
en el campo del Abastecimiento Solidario. 1.3) Promover acuerdos
y mecanismos que acerquen a productores y consumidores. 2.1)
Desarrollar actividades de capacitación masiva en
gestión de empresas solidarias en los sectores populares
estratégicos. 2.2) Brindar apoyo crediticio a la
formación de empresas solidarias. 2.3) Capacitar y
promover la formación de asistencia técnica capaces
de apoyar a las empresas solidarias en su proceso de
desarrollo."

Dicho Programa está integrado por tres
Subprogramas[36]: el de
Abastecimiento Solidario (ferias de consumo familiar, puntos de
abastecimiento masivo, puntos de venta
dominicales, centros de suministro a bodegueros y farmacias
sociocomunitarias), el de las Empresas de Solidaridad
(capacitación masiva de gestión, empresas comunales
de servicios, construcción y de asistencia a empresas) y
el de Promoción y Supervisión de las denominadas
Organizaciones Civiles de Desarrollo Social (promoción y
asistencia técnica, activación del voluntariado
juvenil, financiamiento, divulgación, y
coordinación de redes sociales dentro del
ámbito de la Economía Popular).

Este Programa fue transferido a FONCOFIN, entre otros, a los
fines siguientes: eficientizar, fortalecer y ampliar, por un
lado, la débilmente atendida línea de los proyectos
de desarrollo local, los cuales venían siendo potenciados
descoordinadamente por FUNDACOMUN, y, por otro, la cobertura
concerniente al Subprograma de Apoyo al Consumo Familiar que el
Programa de Apoyo a la Economía Popular había
delegado en el Movimiento
Cooperativo, a través del financiamiento a lo que el
gobierno de Caldera denomina el abastecimiento solidario: ferias
de consumo familiar, centros de acopio, mercados
populares y otras prácticas cooperativas, asociativas y
comunitarias.

En esencia, mediante el Programa de Fomento a la
Economía Solidaria se procura, por un lado, desarrollar
como política de Estado los mecanismos masivos de
abastecimiento alimentario popular a los que el gobierno de
Pérez no dio prioridad estratégica, y, por otro
lado, diferenciar la gestión actual de las distorsiones e
ineficiencias que caracterizaron la práctica gubernamental
anterior. Dilucidar y decidir en consecuencia con los intereses
de los agrupamientos populares, nos parece, es el reto
político, estratégico y operacional al que
deberán dar respuestas efectivas las autoridades del
Fondo.

CONCLUSIONES

El estudio reseñado nos permitió periodizar el
apoyo a la Economía Popular el cual ostenta
tres[37] cambios de
concepción y, por lo tanto, de políticas
programáticas que, pudiendo ser complementarias en aras de
la integralidad de un pensamiento
estratégico de Estado con perspectiva temporal de mediano
y largo plazo, son asumidas como excluyentes desde las
prácticas ideopolíticas, partidario-electorales,
ideológicas y sociogerenciales, lo cual expresa la
coexistencia, no siempre armónica, de diversos grupos de
poder, los cuales pugnan por imprimirle formas y contenidos,
direccionalidades y sentidos no siempre explícitos ni
transparentes aunque, no por ello, necesariamente perversos, a
las acciones programáticas oficiales y civiles que se
constituyen, por ese mismo hecho, en campos de lucha o "arenas"
políticas[38] a
través de las cuales se dirimen intereses, no siempre
evidentes, en procura de imponer propuestas de
satisfacción y, por ende, de creación de
necesidades (carencias y aspiraciones) sociales así como
de asignación de funciones
diferenciales a la fuerza de trabajo asalariada y no asalariada y
de micro y macroidentidades individuales y colectivas en uno de
los ámbitos de la política social: la
heterogénea y, por ello, promisoria, Economía
Popular.

No obstante, no a pesar, sino, a propósito del proceso
seguido,  FONCOFIN otorgó un total de quinientos
sesenta y seis créditos a igual número de
microempresarios(as) populares entre 1987 y 1993, lo cual
significa que, en el supuesto negado de que el aparataje
político, técnico y administrativo del Fondo se
haya mantenido en actividad sostenida, el promedio de
créditos por mes fue de SIETE.

Este dato contrasta con la actividad de la ejecución
delegada en organizaciones oficiales descentralizadas
(gobernaciones, alcaldías, corporaciones de desarrollo
regional), cooperativas de primero y segundo grado, y en las
denominadas, más por persistencia que por pertinencia,
organizaciones no gubernamentales y mejor llamadas en el IX Plan
de la Nación organizaciones civiles de desarrollo social.
Actualmente existen casi cien entidades suscritoras de ciento
dieciocho convenios mediante los cuales se financian y capacitan
a individuos, grupos y comunidades en la producción a
micro y pequeña escala y el consumo popular en toda
Venezuela. Estos entes originaron ciento dieciocho convenios por
Bs.1.557.539.234,45 en
1992-93[39]para atender una demanda
potencial calculada según datos de la
OCEI[40] en cerca de
$1.076.499.000.000.oo proveniente, de unas 358.833 microempresas
que no incluyen la plétora de cuentapropias urbanos y
rurales. No obstante, FONCOFIN ha beneficiado a cerca de 14.000
microempresarios(as) con préstamos subsidiados y a tasas
del mercado,
capacitado a cerca de 30.000 personas, generado cerca de 30.000
empleos, y beneficiado a cerca de 500.000 familias a
través de las ferias de consumo familiar, los mercados
solidarios y las unidades de compra al por mayor.

En relación con los mecanismos de cobranzas, los
testimonios recogidos nos permiten afirmar que el Fondo fue
absolutamente ineficiente en sus relaciones con los prestatarios
a quienes no dio seguimiento ni asistencia de ningún tipo
para asegurar, al menos, la recuperación de los
créditos.

La inoperancia de estos mecanismos provocó que el 82%
de los prestatarios optara por la morosidad. Esta anomalía
tiene que ver con la concepción que el funcionariado que
trabaja en la Administración
Pública =especialmente el gerencial, muy regularmente
"prestado" por el autodenominado eficiente sector privado al cual
regresa luego de haber cumplido su "misión"= tiene del
Estado, lo cual refuerza la imagen generalizada de los
microempresarios para los cuales los organismos públicos
"no cobran" y "no embargan", mientras que los entes privados
sí lo hacen.

Esto por cuanto FONCOFIN no se preocupó, al menos de
manera sistemática, por hacer los retiros de las cuotas
depositadas por los deudores en sus cuentas de ahorro,
razón por la cual algunos de éstos optaron por
utilizarlos para cubrir gastos familiares.

La información sistematizada nos permitió dar
cuenta de que la acción crediticia directa marcó
una trayectoria oblicua hacia arriba que no llegó a
impactar a los agrupamientos populares en el nombre de los cuales
se creó dicha Entidad. El Fondo trabajó,
básicamente, con el "lomito" de los amplios y
heterogéneos agrupamientos sociales que encarnan la
Economía Popular, es decir, con un heterogéneo
sector de la clase "alta"
de los pobres y con un sector bajo y depauperado de la clase
media mas no con los agrupamientos que, viviendo en
situación de pobreza crítica
y extrema, realizan actividades económicas que no gozan de
las prerrogativas disfrutadas por los agentes beneficiados por
FONCOFIN.

Finalmente, concluimos que el reto de la efectiva
reconversión de éste y, por lo tanto, del necesario
desbloqueo que abra las compuertas a su relanzamiento
político-programático es condición "sine qua
non" para que el Fondo pueda colocarse en condiciones de cumplir
las siguientes funciones rectorales:

* Política, para garantizar la
realización del plan correspondiente a la Política
de Promoción y Apoyo a la Economía Popular y la
coordinación efectiva de la compleja constelación
de programas públicos, estatales y civiles, que le
conciernen.

* Técnica y Administrativa, para
planificar y evaluar las estrategias de inserción y
creación de nuevos espacios organizacionales que requieren
ser desarrollados mediante nuevos estilos de conducción.
Asimismo, para sistematizar experiencias y retroalimentar la
eficacia de los planes y subplanes a su cargo.

* Jurídica, para inducir reformas en la
estructura jurídico-política y decisiones en otras
esferas oficiales y civiles, a los efectos de vincularlas de
manera coordinada a la Política de Promoción y
Apoyo a la Economía Popular.

* Éticoinstitucional, para
convocar a la concertación, potenciar  la
vocación de servicio,
aunar esfuerzos y optimizar la productividad y rentabilidad
sociales de los agentes directivos, directos, intermediarios y
cooperantes en el ámbito de su actuación.

* Formativa, para capacitar a los agentes
directivos, directos,  delegados y cooperantes y a los
sujetos de la Economía Popular en la responsabilidad de
gestar y operar, en el nombre del Estado, la Nación y la
Sociedad
venezolana, programas y proyectos socioeconómicos y
socioculturales, a los fines de optimizar los impactos de
éstos en el modo de vivir y hacer economía los
agrupamientos populares, así como generar amplia
adscripción civil a la Política de Promoción
y Apoyo a la Economía Popular.

Es el reto, nos parece, a que deberán responder los
poderes políticos, técnicos y administrativos del
Fondo de Cooperación y Financiamiento de Empresas
Asociativas en el actual periodo gubernamental.

 

 

 

 

 

Autor:

César A. Barrantes A

[1]
Sociopolítica porque es en las relaciones de poder entre
actores-sujetos individuales, colectivos y
jurídico-institucionales y la manera de  antagonizar,
dominar y convencerse unos a otros donde encontramos EL PUNTO DE
PARTIDA para abordar la cuestión del modo en que los
contenidos y las formas de la política social están
matizados por las tendencias dominantes de las relaciones de
fuerzas hegemónicas en los momentos co-constitutivos de
las configuraciones sociales modernas: el estado, la sociedad, la
nación, el régimen
político-económico-social-cultural y el escenario
electoral trasnacionalmente sobredeterminados. César
Barrantes, "Acerca de la política social. Notas de
investigación para su discusión". En Cuadernos del
CENDES, No.13-14. Caracas, 1990. Versiones aparecen en Revista
Costarricense de Trabajo Social,
No.1, Colegio de Trabajadores Sociales, San José, 1991; y
en Economía y Ciencias
Sociales, de julio-diciembre de 1993, Universidad
Central de Venezuela. César Barrantes, "Pensar la
Economía Popular en Venezuela", Foro "Presente y Futuro de la
Economía Popular en Venezuela", Fundación Gual y
España,  1993, Caracas.

[2] Juan Carlos Rey , "El
futuro de la democracia en
Venezuela", en Varrios: Venezuela Hacia el Año 2.000:
Desafíos y Opciones. Editorial Nueva Sociedad, Caracas,
1987. Heinz Sonntag, "Estado y desarrollo sociopolítico en
Venezuela". Cuadernos del CENDES, No.4, setiembre-diciembre,
Caracas, 1988.

[3] Los productos intermedios
(los servicios de apoyo crediticio y de capacitación y
asistencia técnica producidos para el consumo de las
organizaciones intermediarias) y otros finales (los servicios de
apoyo crediticio y de capacitación y asistencia
técnica que las organizaciones intermediarias producen
para el consumo de los sujetos de la Economía Popular) son
objeto de la segunda etapa de nuestro proyecto investigativo.
Para una aproximación conceptual a la Economía
Popular, ver César Barrantes, "Del sector informal urbano
a la economía popular". III Congreso Venezolano de
Sociología y Antropología, Margarita, 25-29 de junio de
1990; y II Congreso Venezolano de Relaciones del Trabajo,
Valencia, 30-31 de marzo de 1992, en  Revista de Ciencias
Sociales
, No.57, Universidad de Costa Rica y en
Economía y Ciencias Sociales, enero-junio de 1994,
Universidad Central de Venezuela. César Barrantes, El
Apoyo a la Economía Popular en Venezuela. Hacia una
Política Social Orgánica de Estado?,
op. Cit.
José Luis Coraggio, "Del sector informal urbano a la
economía popular", en Revista Nueva Sociedad, No.
131, Caracas, mayo-junio de 1994.

[4]César,
Barrantes, "Crisis estructural y desestructuración 
social en Venezuela. Comentarios para una reflexión".
Mimeo, Escuela de
Trabajo Social, Universidad Central de Venezuela, Caracas,
1994.

[5]Bernardo Kliksberg
y  Marisela Padrón, "El  Ministerio de Trabajo y
de Desarrollo Social". Mimeo, CLAD, Caracas 1988.

[6]Ministerio de la
Familia,  "El Programa de Desarrollo Social". Mimeo.
PNUD-Ministerio de la Familia. Caracas, 1989.

[7]César
Barrantes, "La Política Social de Apoyo a la
Economía Popular en Venezuela. Una Propuesta en Marcha".
Instituto Latinoamericano de Investigaciones
Sociales, Caracas, 1989. "Estado, Desarrollo Social y
Economía Popular en Venezuela",  XIX Congreso de
ALAS, Caracas, 30 de mayo al 4 de junio de 1993, en Revista
Venezolana de Análisis de Coyuntura, vol.I, No.1,
Universidad Central de Venezuela, Caracas, primer semestre de
1996. "Pensar la Economía Popular y el Desarrollo Social
en Venezuela". Cuadernos de Investigación, Escuela de
Gerencia Social (en publicación). Caracas, 1996.

[8]Nérida
Mendoza y Nélson Freites, Gerencia de Programas de Apoyo a
la Economía Popular, en Cuadernos de Investigación,
No.6, Escuela de Gerencia Social-FONCOFIN, Caracas, 1993.

[9]Estas funciones
implican poder de convocatoria, capacidad de vincular,
coordinar   y asignar identidades a agentes
programáticos y sujetos que encarnan la Economía
Popular. En otras palabras, implican "auctoritas", es decir,
autoridad ética, moral e
intelectual de los ductores políticos y gerenciales del
Fondo, a fin de dinamizar la unidad en la diversidad de las
prácticas públicas y privadas del Estado, el
mercado, la nación y la sociedad civil en el ámbito
que le concierne.

[10]Ministerio de
la Familia, "Programa de Inserción del Joven y la Mujer de
Escasos Recursos al Proceso Productivo. Síntesis
Operativa", mimeo, Dirección General Sectorial de
Atención al Joven. Caracas, 1987.

[11]Estos
programas, creados en 1974, fueron clausurados en 1988 por
evidente ineficiencia, clientelismo e inefectividad. Ver de
Mauricio Iranzo, "Los programas de apoyo a las microempresas en
Venezuela", Mimeo, PNUD, Caracas, 1989; y "El Programa Crediticio
de FONCOFIN", Seminario "El
Financiamiento de Microempresas en Venezuela y América
Latina: La Experiencia de los Programas de
Crédito",  FUDECO, Barquisimeto, abril de 1989.

[12] Carlos
Díaz;  Juan Arias; Gabriel Rodríguez,
"Revisión de la Ejecución del Programa (II nivel de
evaluación)", Dirección de Inserción del
Joven y la Mujer de Escasos Recursos al Proceso Productivo,
Ministerio de la Familia, Caracas, 1989. Mauricio Iranzo, "El
Programa Crediticio de FONCOFIN", op. cit.

[13]Máximo
Díaz, Oficio #254 del 9 de febrero de 1989", dirigido en
su calidad de Presidente de FONCOFIN a Victoria Bigio, Directora
del Programa de Inserción del Joven y la Mujer al Proceso
Productivo del Ministerio de la Familia, Caracas; y "Oficio
#30.l50 del 4 de agosto de 1989", dirigido a la Dra. Marisela
Padrón Quero, Ministra de la Familia, Caracas.

[14] Ministerio de la
Familia, "El Programa de Promoción y Apoyo a la
Microempresa Popular". Mimeo. Caracas, 1990.

[15] "RENTABILIDAD SOCIAL.
Significa que la inversión de recursos humanos, naturales,
físicos, financieros, políticos, jurídicos y
culturales, si bien debe obedecer al criterio de productividad
económica, fundamentalmente debe producir impactos
multiplicadores en lo siguiente: i) La creación,
consolidación y desarrollo de infraestructura intangible y
tangible: física, social, política,
económica, ética, institucional,jurídica,
cultural, científica, tecnológica, cívica.
ii) La generación de mayores y mejores niveles de
organización de la sociedad civil, en especial de las
clases populares urbanas y rurales. iii) El redespliegue ampliado
de las relaciones de cooperación, asociación y
solidaridad entre los niveles barrial, comunal, parroquial,
municipal, estadal, regional y nacional". César Barrantes,
op.cit.

[16]Gaceta Oficial de
la
República de Venezuela, No.34.328, año CXVII,
mes 1, Caracas, 18 de octubre de 1989.

[17] Formando parte del
fracasado Plan para el Enfrentamiento de la Pobreza, el Programa
de Promoción y Apoyo a la Economía Popular
recibió un presupuesto de Bs.1.161.000.000.oo entre 1991 y
1992 y para 1993 recibió, como parte del denominado
"Megaproyecto Social" =un conjunto descoordinado de programas
sociales asistenciales y compensatorios a los que se ha venido
reduciendo la teoría
y la práctica de una virtual Política Social
Orgánica de Estado=  Bs.2.500.000.000.oo más
obtenidos mediante la privatización de algunas 
empresas estatales.

[18]Barrantes 1989: Op.
Cit. p.76.

[19] Al contrario de la
problemática de las microempresas populares, la
línea de Ferias de Consumo Familiar no fue una
temática que se privilegió en el proceso de
formulación e implementación del Programa de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular. Su
incorporación a éste tuvo un carácter
pragmático y su ejecución estuvo marcada por las
dificultades de integrar coordinadamente una línea con
otra. Rápidamente fue delegado en quienes son las expertas
indiscutidas: las centrales cooperativas, con las cuales FONCOFIN
continúa manteniendo convenios de intermediación en
la perspectiva de lo que el nuevo gobierno de Caldera denomina
consumo solidario.

[20]César
Barrantes, "Reflexiones inconclusas sobre el proceso de
implementación del Programa de Promoción y Apoyo a
la Economía Popular", Ministerio de la Familia. Caracas,
1990. "El Programa de Promoción y Apoyo a la
Economía Popular del  Ministerio de la Familia y de
Desarrollo Social", Ministerio de la Familia, Caracas, 1990.
"Comentarios sobre el Programa de Promoción y Apoyo a la
Economía Popular y Notas sobre Capacitación y
Asistencia Técnica", FONCOFIN, Caracas, 1991. "Sobre el
programa de financiamiento a las actividades populares de
producción y comercialización de bienes y servicios
a pequeña escala", papel de trabajo, febrero, Ministerio
de la Familia, Caracas, 1990. "Bases para el establecimiento de
una estrategia de investigación evaluativa del Programa de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular". Mimeo,
octubre. Ministerio de la Familia, Caracas, octubre de 1990.
"Acerca de un sistema de planificación, informacion,
seguimiento, control y evaluación de la gestión
organizacional", Ministerio de la Familia, Caracas, 1990.

[21]César
Barrantes, "Comentarios sobre el Programa de Promoción y
Apoyo a la Economía Popular y Notas sobre
Capacitación y Asistencia Técnica", op. cit.
"Propuestas organizativas para el Programa de Promoción y
Apoyo a la Economía Popular", FONCOFIN-PNUD, 1992.

[22]FONCOFIN (1991): "Propuesta
de Organización". Mimeo.  Ministerio de la Familia.
César Barrantes, "Informe Final.
Consultoría en Información y
Documentación en Economía Popular", PNUD-FONCOFIN,
Caracas, 1993.

[23] Esta contradicción
fue solucionada por la tercera Junta Directiva a finales de 1992
cuando, varios meses después de haber sido desmantelada la
Dirección de Ejecución Directa, dicho Cuerpo
decidió ajustar el desiderato primigenio del Programa a
la, hasta ese momento no cumplida, misión del Fondo con lo
cual la acción crediticia de éste y, por ende, de
aquél, fue reorientada hacia los jóvenes y las
mujeres de escasos recursos, en especial los de las entidades
federales más pobres de Venezuela. La segunda fase de
nuestro proyecto evaluará esta decisión.

[24]César 
Barrantes, "Comentarios sobre el Programa de Promoción y
Apoyo a la Economía Popular y Notas sobre
Capacitación y Asistencia Técnica",  op.
cit.

[25]Barrantes,
César, "Informe  final. Consultoría en
Información y Documentación de Economía
Popular", op. cit.

[26] Ausencia de decisiones de
política de la alta dirección y de dispositivos de
planificación estratégica y operativa, inadecuados
mecanismos organizacionales y comunicacionales y una
ejecución zaguera y fácilmente abrumable por la
demanda efectiva y potencial de las entidades intermediarias y de
los sujetos de la Economía Popular.

[27]En diciembre
de 1991, ésta asumió el despacho Ministerial en
nombre del gremio de los técnicos de Acción
Democrática en sustitución de la Dra. Marisela
Padrón Quero, pero, por falta de legitimidad tanto dentro
del personal del Ministerio como dentro del  "sector" social
institucional, se vió obligada a renunciar en marzo de
1992.

[28]Nélson
Freites, "Propuesta de objetivos y funciones para las direcciones
de línea", PNUD-FONCOFIN", Caracas, 1992.
"Aproximación al diagnóstico organizacional y
propuestas de cambio", PNUD-FONCOFIN, abril de 1992. César
Barrantes, "Propuestas organizativas para el Programa de
Promoción y Apoyo a la Economía Popular", op.
cit.

[29]César
Barrantes, "Misión de intercambio con organizaciones
intermediarias del Programa de Apoyo a la Economía
Popular", Barquisimeto, 12-14 de agosto de 1992, PNUD-FONCOFIN,
1992.

[30]FONCOFIN,
Actas de la Junta Directiva. Abril de 1992 a Enero de
1994, Ministerio de la Familia. Caracas, 1994.

[31]En 1993
había cerca de ciento diez empleados de los cuales
cuarenta, dentro de éstos los veintitrés
Coordinadores Estadales de Economía Popular,
aparecían como supernumerarios según la
lógica financista y productivista del Banco Mundial
=con el cual FONCOFIN estaba negociando un préstamo por
$50.000.000 que finalmente fue rechazado por el gobierno= pero
que, según la lógica promocional y expansiva del
Programa de Apoyo a la Economía Popular, al que se
entreveró el interés del sindicato de empleados,
eran recursos que estaban a la espera de ser utilizados en el
ansiado relanzamiento masificador de éste y la
reconversión  productiva de aquél.

[32]FONCOFIN,"Centro
de Información y Documentación. Cuadro de Funciones
y Actividades". Gerencia de Planificación y 
Presupuesto, Ministerio de la Familia, Caracas, 1992.
César Barrantes, "El Centro de Información y
Documentación de Economía Popular". En Varios.
Apoyo a la Economía Popular. Estrategias para
Fortalecer a las Organizaciones de Intermediación,
PNUD-FONCOFIN, Ediciones ILDIS. Caracas, 1993.

[33]Gaceta Oficial
de la República de Venezuela. Año CXXII, mes VI,
No.35.681 del 28 de marzo. Caracas.

[34]Rafael Caldera, "Mi
Carta de
Intención con el Pueblo de Venezuela", Caracas, 1993.

[35]Ministerio de Fomento
(1994): "Fomento a la Economía Solidaria. Acciones para el
Manejo de la Crisis". Folleto No. 1.  Caracas, junio de
1994.

[36]Ministerio de
Fomento, "Fomento a la Economía Solidaria. Acciones para
el Manejo de la Crisis". Folleto No. 2. Junio de 1994. CORDIPLAN,
Un Proyecto de País. Venezuela en Consenso, 
Documentos del IX Plan de la Naciön, Presidencia de la
República, Caracas, febrero de 1995, pp.85-86.

[37] Una cuarta
concepción la encontramos en los programas ejecutados por
otros entes oficiales: FUNDACOMUN y CORPOINDUSTRIA entre 1974 y
987, fundamentados en  la teoría de la marginalidad, la
noción de "sector informal urbano" y en las, en
aquel  entonces denominadas sin pretensiones de
teorización en Venezuela, organizaciones económicas
de base.

[38]Oscar Oszlak;
 Guillermo O`Donnell,  "Estado y políticas
públicas en América
Latina. Sugerencias para su estudio", CEDES/GE, CLACSO No.4,
Buenos Aires,
1974;  Bernardo Kliksberg;  José Sulbrandt
(comps.), Para Investigar la
Administración Pública
, Instituto Nacional
de Administración Pública,
Alcalá de Henares, Madrid, 1984.
Oscar Oszlak, "Políticas públicas y 
regímenes políticos: reflexiones a partir de
algunas experiencias latinoamericanas". Estudios CEDES, vol.3,
No.2, Buenos Aires, 1980. Oscar Oszlak (comp.), Teoría
de la Burocracia
Estatal. Editorial Paidós. Buenos Aires; 1984.

[39]FONCOFIN,
"Fundación FONCOFIN. Respuesta Gerencial a la
Economía Popular", Ministerio de la Familia, 1992.
FONCOFIN, "Negociación, Desarrollo y 
Consolidación de Proyectos. Perspectivas para su
Promoción y Financiamiento"., folleto de difusión,
Caracas, diciembre de 1994.

[40]Víctor
López, "Una década del sector formal e informal de
la economía en Venezuela: 1982-1991. Algunas
consideraciones  básicas sobre la estimación
de la demanda potencial global de la microempresa popular y de
los trabajadores por cuenta propia". FONCOFIN,  Caracas,
1992.

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